14/1/13

Con la clase se nace...


A continuación relataré el triste suceso ocurrido el domingo 13 de Enero en los aledaños del Palacio de los deportes Jose María Martín Carpena, con el padre de un exjugador de Unicaja.

Tras la derrota de un mal Unicaja, que se quedaba sin opciones para participar en la Copa del Rey, varios aficionados, como otros muchos, nos fuimos al bar situado en la zona baja del palacio para tomarnos tranquilamente un refrigerio mientras hacemos balance de la situación del equipo, como todos los partidos. Un clásico ya entre los que nos sentamos en la misma zona del pabellón.

Estando tomándonos nuestra bebidas en la terraza del bar, se acercó a nuestro grupo el padre de un exunicaja, que milita ahora en la filas del equipo del Caja Laboral de Vitoria. Dicho personaje, con el que en otras ocasiones y sin venir a cuento, ya vino con ganas de gresca, 
solo porque opinamos que no nos gustó la forma de salir del club cajista de su hijo,  vino a "saludarnos". Alguno de nosotros le tendimos la mano pensando que venia con la mejor de las intenciones, pero desgraciadamente no fue así. Tras saludarnos comenzaron los ataques metiendo a su hijo en la conversación, sin venir a cuento, una vez más. La ironía y el cinismo se apoderó de esta persona, seguida de insultos y agresiones verbales.

La discusión empezó a subir de tono. Yo mismo le aconsejé a dicha persona que se fuese y que dejase de buscar gresca (obviamente no queríamos que la cosa fuese a más), pero no entendía a razones. Tras minutos de discusión, intentos de tranquilizar la situación, como he dicho, comenzó a faltar el respeto a todos los presentes con términos como: "Vete tu gilipollas", "Es que tu padre esta malito?" (refiriéndose a una persona que hace poco tiempo sufrió un ictus)... Todo entre mofa, risas y otras descalificaciones.

Tras mediar el presidente del equipo filial de la ciudad, y cesar la tensión, el padre de este jugador, fuera de sí, volvió a la carga, incitando a mi persona. Por supuesto, entre insultos y amenazas, para variar...

Cuando ya este variopinto personaje se fue del lugar, y con todos los presentes en la terraza del bar atónitos, algunos se acercaron a hablar con nosotros. Una de las personas situadas en la mesa colindante nos informó de que, por lo visto, antes de llegar nosotros al bar, el padre de este jugador, ya había buscado bronca con otras personas allí, pero sin respuesta alguna. También, el mismísimo dueño del bar nos dijo que fue incitado por el padre de este jugador, siendo despachado al instante por él.

Con nosotros se ve que llegó bastante caliente, con la frustración de no haber conseguido encontrar lo que buscaba con el resto de los presentes. Pero las numerosas faltas de respeto, insultos y mofas a la enfermedad de uno de nosotros, es algo que no podíamos consentir y tuvimos que responderle.

Por supuesto, no quisimos tomarnos la justicia por nuestra mano, fuimos civilizados a diferencia de esta persona, y quisimos en todo momento disuadirlo para que nos dejase tranquilos, pero el padre de este jugador tenia otro objetivo. 

La sinvergonzonería es algo que no se debe tolerar, pero aún menos en una persona que proceda del mundo del deporte profesional. Burlarse de una persona que estuvo enferma, buscar la pelea con aficionados que acaban de sufrir una derrota "dolorosa", incluso escribirle a una menor, hija de uno de los presentes, por las redes sociales también buscando gresca y mofándose, es algo que pasa de castaño oscuro. Por encima de todo hay que tener educación y clase, y más cuando se procede de este gremio.

Cada uno es libre de tener su opinión, siempre que esta respete al de enfrente. Pero esta persona no lo ve así. No tolera que se opine diferente a él y esta es su forma de reaccionar contra los que opinamos diferente. Un mal día lo puede tener cualquiera, pero no es la primera vez que esta persona nos ataca. Por lo que pienso que este hecho debería de transcender para que todo el mundo viese de que pasta esta hecha semejante persona.

Esta claro que con la clase se nace, no es algo que se adquiera con el tiempo. E indudablemente, esta persona carece de esta.

Escrito por: Tomás Medina Martínez.

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